Ya hace mucho de aquella vieja fábrica, que con el paso de los años, ha acontecido un Restaurante, que sólo ha guardado su nombre, los recuerdos y el tiempo. Aquel tiempo que esperavem a que el agua se transformara en hielo.
Ahora este tiempo lo usamos porque un buen producto, se convierta en un gran plato.
Quién te ha visto y quien te ve vieja Fábrica del Hielo. En lugar de aquel compresor ruidoso y repetido con olor de amoníaco, pleno de tubos y serpentinas… por contraste hemos puesto de música un buen equipo y una «barra» que invita a escuchar, beber, bailar y,… porque no enamorar.
Con los hornos y las tostadas al fin hemos conseguido sacar el aire frío y húmedo.
